Nunca me había tumbado en la playa de noche ha mirar una lluvia de estrellas, hasta hoy. Cerré los ojos y poco a poco mi respiración se quedaba más tranquila, mi piel sentía el viento hasta tal punto que se erizaba, me quede totalmente relajada para poder disfrutar de ese fenómeno tan hermoso que el universo mostraba esa noche.
Veía esas estrellas que pasaban veloces, pero dejaban esa estela tras de sí, no duraba mucho pero que mis ojos apreciaran ese instante era algo indescriptible, me sentía feliz.
Aunque al igual que esa estela mi felicidad comenzó a desaparecer y en su lugar la añoranza y la tristeza. Estaba en un lugar precioso, viendo algo que jamás había podido ver, pero tu no estabas conmigo. Si no estás ahí no es igual, no tiene la misma emoción, me gustaría que estuvieras aquí para que compartiésemos esa lluvia de estrellas...
No quería estar triste, así que cerré los ojos y me puse a imaginar que estabas conmigo en esa playa viendo las estrellas y ambos pedíamos deseos, y tras eso, soñábamos con poder seguir soñando.
Ana.