Lejos, muy lejos, allí es donde mando estas palabras.
Estarás... ¿alegre? ¿triste?
Espero que cualquier estado de animo que tengas, cambie para bien (o mejor) al recibir la carta.
Esta vez me he retrasado, espero que no te hayas sentido sola, se que he tardado más de lo normal en reaccionar, pero he estado pensando. Si, pensando, en todo lo que nos ha rodeado siempre, todo lo que nos unió... Siempre juntas.
Cometí el mayor error de mi vida y fue cuando decidí que otra cosa era más importante que tú, dejarte de lado y cambiarte por cosas y personas que no me hacían sentir totalmente bien.
Siempre me escuchabas cuando me sentía mal, sabías todos mis secretos... incluso los más oscuros, conocías todas mis caras, mis reacciones... Me conocías.
Cuando se pierde todo, desgraciadamente, es cuando se reacciona.
Nunca me podría imaginar que lo que creía una ilusión y prescindible, me sea tan necesario.
Te extraño, extraño el sentimiento de sentirme viva junto a ti. No había experimentado lo que era la soledad hasta que tu dejaste de estar.
Por eso quiero enmendar mi error. No sé si mi arrepentimiento será suficiente, cumpliré cualquier penitencia, me disculparé las veces que sean necesarias, haré cualquier cosa para que mi contrato sea anulado y tú, mi querida amiga, vuelvas a mi, que las aguas vuelvan a su cauce, no te dejaré más tiempo entre esas llamas encerrada por mi vanidad y mi ego.
Devuélveme mi alma, pues sin ella, tener el mundo entero no significa nada, solo es la prueba de mi desdicha.