Anoche miré el reloj y pronto sería la hora, corrí hacia la salida, más rápido...
pero me tropecé y mi zapato de cristal se hizo pedazos y mi vestido se rasgó por completo. La chica que resplandecía se convirtió en una más en la oscuridad.
Sola, tirada en el camino, mis ojos desprendiendo lágrimas forzosamente, pero en realidad no duele. Solo pienso, debo darme prisa, no quiero quedarme aquí, no quiero estar sola.
Tiró el otro zapato, termino de rasgar el vestido y dejo lo justo para que me tape y me deje correr.
No me voy a detener por esto. Sigo brillando, no necesito el vestido ni los zapatos, solo necesito tener fe en mí.
Volveré.