Tiempo ha pasado desde la última vez que se vieron, cada uno siguió su propio camino hacia su meta. Decidieron que lo mejor era esperar, ya que el corazón aguantaría esa tormenta que los mantenía separados. Pasaron los meses e incluso años, hablaban de vez en cuando por alguna carta... pero también añoraba sus gestos, sus labios...
Poco a poco se fue contando por la aldea una historia. Una joven que durante años iba a la entrada del pueblo esperando a su amado.
Las cartas dejaron de llegar, la añoranza aumentaba...
Un día aquella chica de la que se hablaba dejó de ir a ese lugar. Rehízo su vida, incluso se podría decir que encontró de nuevo el amor. Todo volvia a estar en orden, hasta que paseando por las calles de la aldea, reconoció la mirada de un mensajero. Éste se veía cansado y sin rumbo, ella se acercó y de repente él se cayó del caballo. Lo ayudó a incorporarse y lo llevó a su casa, lo limpio y le dio comida y algo para saciar la sed.
El joven la miró a los ojos y esa mirada se clavo en el corazón de la muchacha como un puñal, era su amado. No dijo nada, se quedo muda y con el corazón confundido, por fin él soltó palabra "Donde estuve el mensajero llevaba 3 semanas sin aparecer así que monté para traerte yo mismo la carta y así poder quedarme a tu lado. Siento mi tardanza el camino era largo, pero al fín he llegado"
Que pasaba ahora, su nueva vida... todo... ¿volvía a ser como antes?
Ella le amaba, su corazón había vuelto a latir.
A media noche se marcharon juntos para ver el mundo de ambos.
Así terminaba la leyenda de la aldea, es un bonito final, que bello habría sido que el volviera a por mí pero desde que recibí su ultima carta no he vuelto a sonreír.