Luna, estrellas y palabras



La niña de los ojos azules, una vez más volvió a subir a la azotea a admirar las estrellas y a disfrutar del viento frío. Subía cuando necesitaba pensar y de paso le gustaba charlar con la luna. 
Cada noche que subía la luna estaba ahí esperando escuchar a la joven.  "Hoy me di cuenta de una cosa, luna. Las personas sin darnos cuenta y aunque no entre en nuestros planes no podemos olvidar a otras cercanas a nosotras. Es decir, yo puedo tener cualquier sentimiento hacia cualquier persona, pero si esta hace algo que altere mis sentimientos en el caso más extremo intentaré sacarla de mi vida, ¿no?. Ya sea por dolor, rabia, amor... cualquiera. En ocasiones el miedo actúa pero en otras nuestra razón nos aconseja, o eso es lo que creo yo. Y no me refiero solo al amor, también en la amistad. No sé, a veces cuando se nos daña y en este caso el dolor es tan grande que afecta a todo tu ser... ¿cómo se soluciona? No es tan fácil olvidar, ni la opción del perdón. A veces a la pregunta solo existen esas dos respuestas, pero ¿y si busco una tercera? No lo entiendo, no lo sé... no conozco la respuesta.
"A veces lo único que se puede hacer es esperar y dejar que el tiempo ayude a tomar la decisión." Dijo la luna.
"Pero no solo podemos sentarnos a esperar. Esos sentimientos, esos pensamientos nos presionan día a día más el pecho debido a que a cada momento se hacen más grandes. No creo que deba esperar a que todo desaparezca. Hay que aprender a afrontar los sentimientos y si necesitas sacarlos, habla. Si nadie te escucha, grita. Si no puedes contarlo, escribe"


Ana.

Anecdota de un Cúpido


Fui testigo de una historia muy curiosa, normalmente la gente me pide que los ayude a encontrar el amor, pero esta vez no hice nada y sucedió delante de mis narices.
Un buen día un chico conoce a una chica, se miran, comparten sonrisas y chico y chica se enamoran. No podía creerme que eso hubiera pasado sin que yo me entrometiera, así que decidí seguirlos y observarlos. Se llamaban, quedaban, mantenían contacto físico vario... No podía creerlo.
Todo continúa así meses y la verdad me desespero, no consigo imaginarme como ha sucedido. Hace ya tiempo que no trabajo, solo sigo a esa pareja y espero escuchar siempre un "ayúdame" pero nada.
Por fin llego el día en que algo raro sucedió, chico y chica caminan de la mano por una plaza, pasa otra pareja (a la que ayude hace tiempo) y chico y chica se les quedan mirando con los ojos como platos y chico dice "¡Vaya! que chico tan guapo y elegante" a lo que chica contesta "¿Chico? Pero que estás diciendo, la chica es muchísimo más guapa que él, ademas se nota que ella está a otro nivel"
Tras esto, chico y chica se miran con cara de desconcierto, y se confiesan haberse ocultado que en realidad el era un chico encerrado en un cuerpo de chica y ella una chica encerrada en un cuerpo de un chico, a ninguno le importó, comenzaron a reírse y se besaron. Ahora todo tenía sentido, yo ayudo a que las personas se enamoren, no a que encuentren el amor verdadero. Ellos dos eran las piezas perfectas para su puzzle, sus corazones encajaban a la perfección.
Así que esta es mi excusa por haber dejado de trabajar durante 3 meses y medio. Se que no puedo tomarme esta serie de libertades cuando el día de san valentin esta cerca pero,¿ no es mejor que la gente encuentre su media naranja a que yo les lance flechas para que se enamoren sin más?  

Aprender de los errores


Cada día al levantarse sabe perfectamente la actitud que tiene que tener respecto al mundo, y piensa "todo está bien, todo está bien"  Sale con una sonrisa en sus labios y unos ojos alegres y risueños.
Camina entre la gente en el mismo sentido que ellos, dentro de la normal establecida. El miedo no le permite mostrarse tal y como es, ¿y si... la apartan? ¿y si... la critican? El miedo le daba tantas cuestiones de "¿y si...?"

Un nuevo día amanece, hace lo mismo que cada día pero algo cambia, algunas personas en su vida la lastiman, a ella, la que chica que no tiene una mala palabra, la que no trata indiferente a nadie, la que escucha a todos, la que antepone el mundo de los demás al suyo, la que siempre está feliz, la que no demuestra tristeza...
Tras ese momento, su sonrisa se borra, sus ojos agachan la mirada y se marcha de aquel lugar. Necesita caminar, pensar...

Se levantó una mañana, cambió su manera de vestir, su peinado, camino a contra corriente y sí estaba sonriendo pero no porque era lo que debia hacer sino porque se sentía feliz de ser ella. El miedo que tenía había desaparecido, ¿porque? Porque siendo lo que todos querían la habían apartado, seguramente criticado, y todas esas cosas que ella temía. Así que decidió ser ella, no le importaba la opinión de los demás ya que todo lo que dijeran sería por ser como ella era realmente.

Se rodeó de personas que la querían, que la escuchaban aunque fuera directa, que se quedaban junto a ella aunque no le regalase los oídos, que querían pasar la tarde con ella. Por fin, encontró lo que tenia que hacer y era que no tenía que hacer nada, solo ser ella misma.

Sueños


Estoy tumbada en la verde hierba de un prado, mirando el cielo nublado y viendo volar a los cuervos.
Al mirar el cielo tengo la sensación de poder coger un pedazo y utilizarlo de almohada... sentir la fresca brisa, que me otorga un entusiasmo único, ver a las ovejas pastar cerca mía. Todo eso me dibuja una sonrisa algo torcida porque no se sonreir bien, pero sin duda es de felicidad.
Veo pasar a un señor bajito con traje verde que se acerca a mi y me regala un trébol y después se marcha. Me levanto y comienzo a correr, mi corazón late muy deprisa, comienzo a reirme sin parar la carrera, me hace sentir viva. Me paro en seco y recuerdo aquel abrazo en ese mismo lugar, tomo aire, está muy frío, pero no me importa, cierro los ojos y vuelvo a tumbarme en la hierba.
Al abrir los ojos me doy cuenta de que están empapados en lágrimas, no veo el cielo cubierto de nubes solo un techo blanco, no hay cuervos, no están las ovejas solo un oso de peluche, no me encuentro con el señor de verde solo veo una figura de leprechaun que tengo colgada en un tablón.
Me quedo un rato en la cama con los ojos cerrados, recordando y extrañando aquel abrazo inocente.


Ana.

Dime el color de la lluvia



Estaba mirando las nubes y por casualidad comencé a recordar tus ojos. Esos ojos azules que al despedirse estaban desbordados de lágrimas. Por una vez quise tener pensamientos positivos y le hice una promesa "volveremos a vernos, así que no malgaste lágrimas, guárdalas para cuando vuelva y no las puedas contener de felicidad"  tras eso la besé y partí.
Solo puedo escuchar su voz, su risa, su respiración...
Me duele el pecho cualquiera diría que es por las heridas, pero mi dolor no es físico, mi corazón no quiere parar, mi mente no quiere olvidar, mis labios quieren volver a sentirte.
Todo se nubla, quiero resistir, no puedo quedarme esperando a que la muerte venga a por mi, tengo que verla, tengo que resistir... pero no me quedan fuerzas.
Escucho pasos, ¿vienen a por mi? tengo que huir, mi cuerpo no responde...
¿Aún escucho su voz? Supongo que he llegado al cielo...
- No me dejes, no me dejes!
No entiendo nada, aún estoy con vida, no puede ser... mis ojos... entonces... porque me engañan...mis oidos... ¿todo mi ser está contra mi?
- ¡Despierta! ¡Mírame!
- ¿Realmente estas aquí? Estoy cansado... esto es un sueño...
- No es un sueño, nos vamos a casa...
- Pro...me...sa...
La sensación de sus labios junto a los mios...
- Todo está bien, estamos juntos de nuevo, marcha en paz. Te quiero, no lo olvides.
- No es una despedida, solo un hasta la próxima...
Todo está oscuro, pero no tengo miedo, tus ojos me guían hasta la luz.


Ana.

Un beso

Aquel día que paseaba por los verdes prados, vi algo que me sorprendió, una joven sentada al borde de un acantilado. Era pálida, tenía los ojos negros y el cabello rizado y rojo. Me acerque como un caballero y le pregunte si necesitaba ayuda, me dirigió una mirada pícara y sonrío.
Se levantó y me dijo "¿qué es lo que más deseas?"
Parece una pregunta sencilla porque siempre había deseado cosas pero en ese instante he de confesar que lo único que deseaba por extraño que pareciera era que ella se fijase en mí, sin pensar las palabras salieron de mi solas "Un beso"
Ella se giró, volvió a sonreír y me besó. No sabía que estaba ocurriendo pero tras eso lo único que dijo fue "Soy el espíritu que protege estos prados, te hubiera concedido cualquier deseo, ¿elegiste bien caballero?"
Tras eso se marchó, fui día tras día durante varios años. Ahora podría contestar a su última pregunta, y mi respuesta sería "No mi señora, erré en mi deseo, ya que aquel beso hizo que no pudiera vivir sin tus labios"



Ana.