Cada día al levantarse sabe perfectamente la actitud que tiene que tener respecto al mundo, y piensa "todo está bien, todo está bien"  Sale con una sonrisa en sus labios y unos ojos alegres y risueños.
Camina entre la gente en el mismo sentido que ellos, dentro de la normal establecida. El miedo no le permite mostrarse tal y como es, ¿y si... la apartan? ¿y si... la critican? El miedo le daba tantas cuestiones de "¿y si...?"

Un nuevo día amanece, hace lo mismo que cada día pero algo cambia, algunas personas en su vida la lastiman, a ella, la que chica que no tiene una mala palabra, la que no trata indiferente a nadie, la que escucha a todos, la que antepone el mundo de los demás al suyo, la que siempre está feliz, la que no demuestra tristeza...
Tras ese momento, su sonrisa se borra, sus ojos agachan la mirada y se marcha de aquel lugar. Necesita caminar, pensar...

Se levantó una mañana, cambió su manera de vestir, su peinado, camino a contra corriente y sí estaba sonriendo pero no porque era lo que debia hacer sino porque se sentía feliz de ser ella. El miedo que tenía había desaparecido, ¿porque? Porque siendo lo que todos querían la habían apartado, seguramente criticado, y todas esas cosas que ella temía. Así que decidió ser ella, no le importaba la opinión de los demás ya que todo lo que dijeran sería por ser como ella era realmente.

Se rodeó de personas que la querían, que la escuchaban aunque fuera directa, que se quedaban junto a ella aunque no le regalase los oídos, que querían pasar la tarde con ella. Por fin, encontró lo que tenia que hacer y era que no tenía que hacer nada, solo ser ella misma.