Aquel día que paseaba por los verdes prados, vi algo que me sorprendió, una joven sentada al borde de un acantilado. Era pálida, tenía los ojos negros y el cabello rizado y rojo. Me acerque como un caballero y le pregunte si necesitaba ayuda, me dirigió una mirada pícara y sonrío.
Se levantó y me dijo "¿qué es lo que más deseas?"
Parece una pregunta sencilla porque siempre había deseado cosas pero en ese instante he de confesar que lo único que deseaba por extraño que pareciera era que ella se fijase en mí, sin pensar las palabras salieron de mi solas "Un beso"
Ella se giró, volvió a sonreír y me besó. No sabía que estaba ocurriendo pero tras eso lo único que dijo fue "Soy el espíritu que protege estos prados, te hubiera concedido cualquier deseo, ¿elegiste bien caballero?"
Tras eso se marchó, fui día tras día durante varios años. Ahora podría contestar a su última pregunta, y mi respuesta sería "No mi señora, erré en mi deseo, ya que aquel beso hizo que no pudiera vivir sin tus labios"



Ana.