Me despedí y comencé mi camino.
Era un viaje largo y duro, al principio tenía miedo.
No sabía que iba a encontrar tras cruzar esa puerta, no se si volvería a ver a las personas que he amado... No tenía respuestas.
He estado en muchas ocasiones sola, pero no me sentía sola.
Era la primera vez que estaba sola realmente. Nadie vendría a sacarme de este lugar.
Recorría el camino y llegué a un punto en el que se dividía en dos tramos ¿Cuál debería seguir?
Una vez escuche que cuando tienes dudas debes dejarte guiar por tu corazón. El mío estaba demasiado cansado, pero que otra opción tenía, quizás fuera la ultima decisión importante que tomaba.
Cerré los ojos, me concentré, centrándome en el lado derecho mi corazón comenzó a latir muy deprisa, en cambio por el otro lado, apenas latía. Se llenaba de paz y tranquilidad.
Esa tranquilidad era tan agradable... pero algo me decía que ese no era el correcto.
Seguí los latidos de mi corazón, cada vez, más fuertes, más rápidos...
¿Qué eso tan brillante? ¿El sol? ¿Una estrella?
"¡Eso es, mírame!"
No era nada de eso, eran tus ojos, esos ojos tenían el brillo de tu corazón.
Gracias por devolverme a la vida.
Ana.
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