Sin título.


Amor, sueños, eternidad, esperanza y final.
Así comienza una canción que resuena muchas veces en mi cabeza. No se que tendrá pero me inspira y me da consejo, no es que la canción en si diga algo, simplemente hace que mi otro yo piense y hable con el resto de mí. Es complicado, no espero que nadie lo comprenda y mucho menos que me pregunten si estoy bien o mal.
Poco a poco me he dado cuenta que el reloj que marcaba con un ritmo sentenciante se ha parado y es que no puedo seguir mirando hacia lugares lejanos para poder tener momentos de paz.
Poco a poco mi alma y mi corazón se han corrompido y se han llenado de mierda hablando mal y pronto.
Demasiado cansada de aguantar las estupideces del mundo, acompañados con toques de hipocresía y adornado con mentiras y mi propio egoísmo.
No soy una santa, y nunca lo he intentado, de hecho mis actos quizás son mas condenatorios que esperanzadores, pero intento ser sincera conmigo misma, cosa que por lo visto no se lleva hoy en día, que cosas, nunca he sido de seguir muchas modas.
Me da igual que piensen que soy hipócrita, me da igual que piensen que soy fría, al igual que paso de amargarme la existencia más de lo que ya la tengo, ya que nos sinceramos, ¿de qué sirve echarse más tierra encima cuando solo tienes la cabeza saliendo de la zanja?
Si, estoy enfadada, puede que con el mundo, con mi mundo y conmigo.
¿y qué si es así?
Pues nada, es mi vida y me enfado si me siento traicionada, dolorida, engañada, atrapada, asqueada de mi misma o maldecida o mil millones de adjetivos que podría seguir enumerando pero encluyendome en cada uno de ellos.
No culpo a nadie de mis actos ni de mis sentimientos, se podría decir decir que "soy Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como"
Todo lo que me ocurra es debido a decisiones que he tomado antes, ahora o tomaré dentro de un tiempo.
Odio escribir en mi blog cosas como estas porque no es la finalidad que quiero darle, pero estoy algo desbordada y utilizó esto para contradecirme también un poco y ya que no tengo diario lo pongo aquí, cuando me de la gana lo borraré o quizás no, no se.
Quiero que el tiempo pasé rápido y comenzar mi nueva vida, no se ni donde, ni cuando, pero será nueva y será un nuevo comienzo, mi corazón está podrido, mi mente cansada y posiblemente Ana hace tiempo que está guardada dentro de una cajita en algún rincón, ahora esto es lo que hay, dominada por los restos de mierda de mi vida.
Todo el día estando preocupada o enfadada o fingiendo que estoy de "puta madre" y no digo que siempre esté mal porque no es verdad, tengo felicidad en mi vida y soy feliz muchas veces, pero mi vida en sí está infectada.
Con ganas de decir demasiado y posiblemente todas esas palabras se sigan quedando encerradas, y acumulándose una a una, simplemente por no convertirme en peor persona de lo que ya soy.
Las mascaras son muy bonitas, incluso te transforman en mejor de lo que te crees, pero se rompen y en algunos casos, te la quitas, porque ya no merece la pena llevarla puesta, porque si no nunca podrás mirarte al espejo y verte a ti mismo.
Si no te gusta como eres, cambia y dejemos las quejas para los que tienen verdaderos motivos. Yo he optado por eso.
Así pues, tras esta parrafada que no quiero que se tome como una llamada de atención, lo cual odio, es simplemente un texto más.
Me quito mi máscara, saludo al público y me retiro con una gran sonrisa.
Hipócrita, poco, pero sí.
Fría, sí.
Egoísta, si.
Vengativa, sí.
Rencorosa, sí.
Algo bueno, que intentó ser mejor, eso cuenta, ¿no?

Ana.

y ¿porqué, no? xD


Harta muy harta, si, mucho y muy cansada, ¿qué de qué?
Pues de que va a ser...
De lo que a ti no te importa, ya que mis sentimientos y pensamientos son míos no de todo el que quiera cotillear.
Y me pongo mi sonrisa de salir a la calle y sigo adelante.

Sentimientos.




Latidos, uno tras otro.
Es lo único que consigo escuchar, no estoy asustada por esos sonidos que salen de mi corazón.
Realmente, lo que me asusta, es que no sujetes mi mano.
Miedo a seguir el camino sola, a no sentirte nunca más, a no escuchar tu voz mientras me dices que me quieres.
Nervios, latidos... Dices mi nombre.
Alzo la mirada, y ahí está. Tú sonrisa.
Calma, el corazón vuelve a su ritmo normal.
Esto no es bueno, he de confesar que mis ojos buscan desesperadamente un atisbo de luz en tu mirada, te quiero.
Aunque mis sentimientos se vuelven locos en muchas ocasiones, consigo controlarme, no sé si esto será para siempre, no te puedo prometer la eternidad, te puedo prometer que protegeré este sentimiento todo lo que pueda. Te puedo decir desde el fondo de mi corazón que te quiero, puedo decirte tantas cosas, que en ocasiones he pensado que me faltaría tiempo.
Pensar, pensar pensar, no quiero seguir pensando en las palabras, en este instante, lo que quiero es besarte y que me mires con tus ojos y me sonrías.

Sonrisas, miradas y unas alas marchitas.


Tenia las manos de un ángel de la guarda, siempre la ofrecía a todo el que necesitó ayuda e intentó hacer todo lo posible porque las personas que la rodeaban estuvieran bien, pero...
sus ojos son como los de un demonio.
Quiere ayudar pero sus ojos en muchas ocasiones no pueden evitar desprender un aura diferente tras el fracaso de la ayuda.
Hace tiempo no era así, suss manos estaban acompañadas por unas blancas alas que la impulsaban hacia la luz, manos desgastadas pero satisfechas por haber ayudado.
Pero un día todo cambió, las alas poco a poco se fueron marchitando como las flores en verano, su mirada se volvió feroz y decidió juzgar. Se quedó con unas manos que, cada día más, se sentían inútiles, unas alas que con el tiempo desaparecieron y unos ojos malditos.
No podía ayudar a todo el mundo, porque a veces... las personas prefieren encerrarse en si mismas y rechazar las manos que se les ofrece, no por pena, si no por afecto y cariño.
Te engañan mientras se esconden tras sonrisas que nunca serán reales, tras palabras que a fuerza de repetirlas, serán creídas por unos pocos pero nunca por si mismos.
Poco a poco las manos se convertirán en garras y más tarde su ser entero desaparecerá de la memoria de unos pocos.
Y así el ángel se escondió tras las sonrisas que una vez le mintieron.

Hasta pronto o adiós.

Despedirse es algo complicado, a veces hay que decir adiós a la persona amada, otras decir adiós a familiares que pasan a mejor vida, también existen despedidas deseadas y otras llenas de alegría contrastada con lágrimas de añoranza.
De ahí vemos que se puede uno despedir de muchas cosas, no solo de personas, también de pensamientos, sentimientos, sueños, animales, seres odiados, los cuales en la mayoría de los casos no entran en la categoría de personas.
También uno se puede despedir de uno mismo, cuando renuncia a vivir su vida siendo fiel a él y  sigue las órdenes del resto.
Creo que despedirse en la mayoría de los casos es difícil, en otros es esperado y en otros simplemente es mejor decir hasta pronto.
Hay personas que no soportan las despedidas, cada uno es libre de elegir la manera en la que quiere seguir la senda de su vida.
Mirar a los ojos, sin parpadear demasiado, respirando lentamente y soltar la palabra mágica, es la única palabra que no puede predecir reacciones ni frases pre-diseñadas.
Como en todo hay excepciones, pero no hablo de simples adiós, hablo de despedidas.
Y sinceramente para mi despedirme es dificil, pero no digo un titubeante "nos vemos" digo adiós, adiós a mis sueños, a mi manera de ver ciertas cosas, adiós a ser una persona "obediente".
A mis casi 20 años me doy cuenta de que tengo y tendré que decir adios a muchas cosas que nunca antes había pensado en desprenderme de ellas, pero bueno, la vida tiene muchos caminos para demostrarte la meta.

Dime hermana pequeña.

Ser sincero con uno mismo quizás sea lo más duro que te puede pasar en ciertas ocasiones de la vida.
Esta puede que sea la única vez que sea sincera a muchas cosas.
Admitir que tus amigos cambian.
Aceptar que te haces mayor.
Olvidar tus sueños.
Dejar de aparentar.
Cambiar por necesidad.
Ser egoísta hasta puntos demasiados altos.
Llorar delante de tu madre porque la realidad ha llegado.
Temblar mientras escribo.
El fin de una niña está llegando y el comienzo de una vida con un incierto rumbo comienza.
Quizás luego esté bien y normal, pero esta vez necesito escribir.