Mentiras, sonrisas y un corazón.


Me siento en el suelo y me pongo a mirar los albumes antiguos. Miro las fotos y vienen a mí recuerdos de alegría y diversión. Sonreír desde el fondo de mi corazón, es algo que solía hacer de pequeña. Quizás fue un mal hábito.
Con el tiempo dejé de sonreír.
Luego mi sonrisa volvió, pero no era la misma. Me siento como una copia falsa de mi misma cuando sonrío. 
Toda mi vida era una pequeña mentira que con el tiempo se hizo grande.
Rencor, quizás uno de los peores sentimientos que tiene el ser humano, y yo tengo tanto guardado, que me absorbe por completo y me impide avanzar. 
Día a día intentó mejorar, me gustaría recuperar aquella sonrisa, me gustaría no vivir por el rencor y el odio. 
Pero a veces los actos dañan tanto que no nos damos cuenta de la profundidad de la herida hasta que es tarde. No pasa nada, intentó salir poco a poco de las sombras. 
El problema, cada minuto, cada acto, cada palabra, van añadiéndose a la mancha que hay en mi alma y se hace más grande y fuerte.
Cuesta demasiado salir, cuesta demasiado sonreír, cuesta demasiado mirar la luz y no derretirme ante ella. 
Años sacando espinas de un corazón rodeado por ellas, quitar la espina no nos da la seguridad de curar la herida, puede seguir sangrando.
No importa tengo tiempo, y dicen que la mejor medicina es el tiempo junto con la paciencia. 
Creo que hoy escribo sin un sentido, pero así poco a poco saco las espinas, una a una o incluso parte por parte... 
Sé que estaré sola en esto, tenía miedo, bueno realmente tenia terror de sacar el demonio que llevo dentro, no quiero lastimar a las personas que quiero.
Pero es hora de abrir la puerta, que se rompan las cadenas, que las espinas salgan y sangren las heridas, solo así podre avanzar, solo así podre recuperarme...
Solo así puedo volver sonreir, sin sentirme como una mentira. 

Dos caras.



Estaba escuchando música, con los ojos cerrados y acurrucada. Tenia miedo.
¿Miedo? Si, miedo.
Estaba confusa acerca de como he llegado a ser como soy hoy en día. ¿Cuál había sido mi motivación? No estaba segura.
A veces me deje llevar por los sentimientos, otras por la razón.
Nadie a notado nunca mis lágrimas tras mi sonrisa, ¿esa es la idea, no? que nadie sepa... La Verdad.
Demasiado aterradora para admitirla, así que mejor reprimirla.
Demasiado surrealista para ser cierta, así que se envuelve en mentiras.
Palabra tras palabra. Expresión tras expresión.
Falso.
El dolor que he sentido.. si. Ha sido quizás esa la herramienta que he utilizado para forjarme.
No me excusaré ante nadie, porque, nadie sabrá nunca si es cierto o no.
Vivo en el mundo sin estar realmente en él. ¿Salvación? ¿Arrepentimiento? ¿Rendirse?
No puedo salvarme porque mi mundo está perdido en la nada.
No puedo arrepentirme porque todo es verdad.
No puedo rendirme porque entonces, tendré que pedir disculpas.

Ana.

Sonríe



Paseando con  los ojos caídos, pensando en nada, sin fijarse en el mundo.
Mucho tiempo viviendo en una dimensión que realmente no existe. Siempre viendo la vida como el que solo ve sombras.
El dolor es demasiado fuerte, se nota en su expresión, te miro a los ojos, sonríes pero estos estan tristes, entonces encuentro la mentira en tu sonrisa.
Me duele verte asi. No puedo evitar abrazarte, llora.
Puedes apoyarte en mi, las lágrimas son solo una manera de expresar emociones que son demasiado fuertes para que el alma las soporte solas.
Por eso, no deambules por las calles con el camino perdido, no te escondas tras las gafas, puedes contar conmigo.
No pierdas el rumbo, tu vida no pasará, yo estoy contigo.
Mi hombro estará para que puedas apoyarte, mi mano te alcanzará cuando no puedas levantarte, mi sonrisa se mostrará ante tí para que puedas reir...
Compartiré mi mundo hasta que puedas tener el tuyo, ¿me preguntas porqué?
Pues porque soy tu amiga.

Empezar por el final.


Me cuesta abrir la ventana de mi habitación, si la luz de un nuevo día entra en este lugar significará que todo a terminado.
Todo este tiempo juntos, olvidando lo que era más importante para mi, solo pensaba en lo nuestro.
Me cuesta moverme, me siento como una marioneta sin hilos, no hago otra cosa más que mirar esa ventana.  No quiero que termine, este sentimiento sigue dentro de mi, ya que te has ido porque no te lo llevaste contigo. Es como una piedra que no me deja moverme.
No.
No pienso quedarme tirada en esta cama solo con mis lágrimas y rodeada de tus fotos. Has tomado una decisión, así que me voy a levantar.
Me acerco hacia la ventana, retiro la cortina. Poco a poco abro la persiana, la luz entra, lo baña todo con su claridad. Me siento como si algo en mi despertara, aunque los sentimientos siguen aquí aprisionando mi pecho, se que esto no será para siempre.
La ventana esta abierta, entra una nueva luz, un nuevo aire, una nueva vida.
El final va a ser mi comienzo.




La vida es un escenario y yo una actriz.



Hace poco me di cuenta lo mucho que me gusta actuar. De lo que disfruto en el escenario, convirtiéndome en cualquier cosa.
Poder cambiar de personalidad, apariencia, habla...
Recordé porque de pequeña siempre decía, "de mayor seré actriz"
Ese sentimiento es de las pocas cosas que aun hacen que siga adelante. No me importa de lo que se trate, el personaje en sí para mí suele ser suficiente. Aunque salga 5 minutos, no importa, porque en esos momentos no seré Ana, simplemente otra persona.
No solo hago teatro por eso, desde que comencé en ello es algo que me ha ayudado a forjarme tal y como soy. Podría decir que poco a poco me descubrí a mi misma.
No importa si tengo que revolcarme por el escenario, no importa si tengo que ser fría y mirar con odio, no importa si soy un simple árbol. Lo que importa es que puedo ser un personaje.
Cuando te dicen que o quien tienes que interpretar, al principio no sabes muy bien que hacer, pero cuando empiezas a forjar su personalidad, su pasado, TODO, estas creando algo por ti mismo que va a cobrar vida y eso algo que no podría describir.

Ana.

Melodia.


Soy un joven que busca la realidad de los mitos e historias. He viajado por muchos lugares de Grecia, India, Inglaterra, Irlanda, Egipto...
Todos estos viajes han despertado en mi un nuevo mundo. Hoy voy por un bosque, está muy verde y sopla un refrescante viento.
Escuché que por estos lugares se aparece un espíritu de la naturaleza. Atrae a los viajeros con una dulce música de violín mientras baila con tal destreza que parece que flota en el aire.
La mayoría de las veces no encuentro realidad en mis viajes, solo fantasía. A veces son ciertos esos relatos, otras a medias y algunas  simples inventos.
Sobre esta joven cautivadora de corazones se dice que se encuentra cerca de un lago. Sus cabellos son rojos, como el sol en su amanecer, su piel blanca, al igual que las nubes y sus ojos se dividen en dos colores, uno es azul, representante del cielo y el otro verde, perteneciente a la hierba y lo vegetal. Por último, los labios rosados, como una flor.
Estaba atardeciendo, busqué un lugar donde acampar. Mientras buscaba encontré lo que podía ser el lago del que hablaba la historia. Pero, no había nadie.
Supongo que era lógico.
Acampé cerca de allí. Por la posición de la luna, debería ser casi media noche y al instante comencé a escuchar una melodía... era de violín.
Fui con prisa pero cauto, entonces al llegar allí, la vi. La descripción que se hacía de ella no le hacía justicia, era el ser más bello que había contemplado jamás.
Se percató de mi presencia, siguió tocando, pero no apartaba su mirada de mi. Su sonrisa era dulce, su baile, ligero.
Mi corazón estaba siendo hechizado por su música, su belleza, su mirada... por todo lo que ella era y tenía.
¿Magia? ¿Amor? ¿Locura?
No. Nada de eso era lo que me estaba pasando.
Parece que la sonrisa más dulce puede matarte poco a poco.
Cuando amaneció, me encontré tirado cerca de la orilla de aquel lago. Al volver a la aldea que había cerca, aquella melodía no salía de mi cabeza, resonaba en mi mente, en mi corazón... Provocaba inquietud en mi alma.
Cuando dije que la sonrisa más dulce puede matarte, no fue porque ella me hubiese matado. Era evidente que estaba vivo.
Pero el precio por escuchar su música y que mis ojos la hubieran contemplado, era el de vivir sin ellos el resto de mi vida.
Así que, de alguna manera, me estaba muriendo.



Ana.

Cartas prometidas.



No se muy bien como comenzar esta carta. Hace ya varios años que no sabes nada de mi ni yo de ti. 
Estaba paseando por los acantilados y una suave brisa me trajo tu recuerdo. 
Supongo que he de preguntarte, ¿qué tal estas? ¿Cómo te ha ido la vida en mi ausencia? Sé que prometí mantener el contacto, que cada semana te llamaría los domingos antes de acostarme, que cada mes te mandaría una postal de sitios que he visitado...
Si, he roto mi promesa.
Puede que ni siquiera te llegue esta carta, quizás te llegue pero no la abras, pero la verdad, necesitaba escribirla. Sé que han pasado 10 años, te lo he comentado al principio, soy consciente del tiempo. Pero aquí sentada en mitad de algún lugar me han entrado ganas de saber de ti. 
Es una decisión egoísta pero sabías que yo era así, te extraño, pero no me malinterpretes, no te mando esto porque aún te quiera. Yo decidí separar nuestros caminos, pero extraño tu risa y tus pensamientos. No solo fuimos novios, también fuimos amigos y al amigo que hay en ti apelo para que lea esta carta.
Quiero decir muchas cosas y la vez no estoy diciendo nada, no escribo para disculparme, sabes que cuando te miraba a los ojos llegó un momento en que solo veía el reflejo del cielo, si me hubiera quedado quizás ninguno habríamos tenido el valor para separarnos del otro, pero el cielo de tus ojos no era el único que deseaba ver. 
Yo estoy bien, tengo una casita con una chimenea y dos perros enormes. Tengo nuevos amigos, y he salido con varias personas, pero creo que el amor no es para mi, o quizás aún no he conocido a la persona correcta, da igual tampoco es que la busque. Soy feliz, todo va bien. Vivo cerca de unos acantilados, ¡ah! no solo tengo dos perros, mañana voy a comprar dos gatitos pequeños que un amigo me ha ofrecido porque el no puede cuidarlos. Por ahora, esa es mi vida. ¿En el trabajo? Bien, nunca imagine que me levantaría cada mañana con una sonrisa real para ir al trabajo.
Creo que debo ir terminando, si deseas contestarme mi dirección viene en el sobre. 
Me alegro de haberte escrito, espero que te alegres de saber de mi, aunque sea tarde.
Suerte.


Ana.

Llanto.



Hoy mis ojos queman. Escucho desde mi cama lo que ocurre a mi alrededor, no quiero salir de ella y afrontar la realidad. Estoy escuchando a mi hermana pequeña llorar, todos te queríamos mucho pequeñin, ella llora y llora, ojalá yo pudiera llorar como ella, pero mis lágrimas se quedan dentro de mi. Me inundan poco a poco hasta que vuelvan a desbordarse en la noche por mis ojos. Ayer sentía incredulidad y un intenso dolor, seguía sin salir de mi cama. Mi padre le dice a mi hermana que pare, pero la comprendo. Por mucho que uno quiera parar no se puede. Quizás hay personas que sienten estas cosas más que otras, o piensen la culpa es vuestra por comprar un hamster. No se si tienen razón o no, lo único que sé es que el me ayudo y le estoy muy agradecida, por eso lloro y me siento triste.
Se que en unos días pensaré en los buenos momentos y sonreire, pero en las noche, entre mis sábanas aun derramaré alguna lágrima.
Ana.

A veces.


Porque a veces el mundo se me viene encima y lloro. Porque a veces algo me desgarra el alma y grito. Porque a veces me siento sola y pido un abrazo. Porque a veces necesito ser ignorante y escucho música muy alta. Porque a veces quiero contar algo y escribo. Porque a veces necesito pensar y huyo a un mundo diferente. Porque a veces me siento egocéntrica y me río. Porque a veces me invade la rutina y cambio mi aspecto. Porque a veces estoy nerviosa y hablo mucho. Porque a veces tengo que sonreír y soy hipócrita. Porque a veces hay cosas que no puedo evitar y las afronto. Porque a veces soy egoísta y me enorgullezco. Porque a veces necesito olvidar y me disfrazo.
Porque con todos esos " a veces" siempre soy yo.

Pasión.





Nos encontramos en un lugar. Nuestras miradas se cruzan, tu estas bailando con muchas chicas, somos dos personas totalmente opuestas, en tus ojos se puede ver la pasión y el deseo y en la mía solo inocencia.
Entonces dejas de bailar con ellas y te acercas lentamente a mi, te muerdes el labio. Mi respiración aumenta, me atrapas entre tus brazos, la lujuria en tu mirada aumenta, el deseo comienza en la mía, tus palabras resuenan en mis oidos, quedan como eco en mi cabeza y hacen que mi cuerpo se estremezca.... Dices que la inocencia se nota en mi rostro, mis mejillas se encienden y nos marchamos para estar a solas.
Tus manos me rodean, no te detengo.
Siempre he sido la niña buena, pero tu me arrastras al infierno y no me importa quemarme si tus besos viajan por mi cuerpo haciendo que descubra una de las sensaciones más placenteras que jamás he experimentado.
Recorres mi cuerpo, no quiero que acabe, la chispa que tu mirada encendió ha ido creciendo hasta convertirse en una llama que hace que pierda el control de mi misma y me entregue a ti.
No me importa si no me vuelves a llamar, no importa si no volvemos a coincidir, lo que importa es que esa noche nos fundimos el uno con el otro y la sensación de tus besos esta grabada en mi piel y mentiría si dijese que no pienso en ti, y he mentido antes cuando dije que no importaba. Pero como me has llamado aun puedo decir que no importa.

Deseos.



Estaba lloviendo y entré en una casa que parecía no ser de nadie para refugiarme de la tormenta. Estaba empapada, mis piernas temblaban y mis dientes castañeteaban del frío. Supongo que en ocasiones normales tendría miedo pero tenía demasiado frío como para pensar en asustarme. Escuchaba ruidos extraños que provenían de una sala que había tras una enorme puerta de madera roída. Pasos fuertes, voces, música de los 80', y a medida que me acercaba se podía oler el humo y un poco a funeraria.
Parecía una fiesta, pero, ¿de quién?.
No me pareció peligroso y crucé la roñosa puerta, y vi a un montón de personas en una fiesta como de Halloween, pero... en pleno Febrero. Supuse que era de Halloween, porque todos llevaban trajes de ese tipo de fiestas. He de confesar que estaban muy conseguidos, había hombres lobos, zombies, fantasmas, monstruos de todas las clases. Pensé que podía unirme a ella, así de paso entraria en calor y me secaría.
Mientras bailaba como buenamente podía, se me acerco un hombre bastante guapo, con ojos azul electrico, piel muy clara y unos labios que destacaban por su color rojo intenso, era evidente su disfraz era el de un vampiro. Comenzó a bailar conmigo, no podía apartar la mirada de sus ojos, eran tan atrayentes a veces parecía hasta hipnóticos. Ya no sentía nada de frío, al contrario. Lo único que sentía era una fogosa atracción hacia esa persona.
Todo se estaba envolviendo en una atmósfera muy sensual en la que yo deseaba estar con esa persona que apenas unos minutos conocía. Comenzamos a acercarnos, bailábamos cada vez más juntos, hasta que me rodeo con sus brazos por las espalda, sentía la música, el ambiente cargado, sus labios por mi cuello...
¿Sus labios en mi cuello? Me aparté un poco, algo no iba bien, ¿que me ocurria? Realmente deseaba tener sus labios cerca, pero ¿que deseaba él?
Cuando ya era tarde observe bien, no eran disfraces, eran reales. Pero para cuando me di cuenta, la verdad, solo deseaba que ese vampiro tan poco carnavalesco me tomará como el desease.
Así que me volví a acercar.