Nos encontramos en un lugar. Nuestras miradas se cruzan, tu estas bailando con muchas chicas, somos dos personas totalmente opuestas, en tus ojos se puede ver la pasión y el deseo y en la mía solo inocencia.
Entonces dejas de bailar con ellas y te acercas lentamente a mi, te muerdes el labio. Mi respiración aumenta, me atrapas entre tus brazos, la lujuria en tu mirada aumenta, el deseo comienza en la mía, tus palabras resuenan en mis oidos, quedan como eco en mi cabeza y hacen que mi cuerpo se estremezca.... Dices que la inocencia se nota en mi rostro, mis mejillas se encienden y nos marchamos para estar a solas.
Tus manos me rodean, no te detengo.
Siempre he sido la niña buena, pero tu me arrastras al infierno y no me importa quemarme si tus besos viajan por mi cuerpo haciendo que descubra una de las sensaciones más placenteras que jamás he experimentado.
Recorres mi cuerpo, no quiero que acabe, la chispa que tu mirada encendió ha ido creciendo hasta convertirse en una llama que hace que pierda el control de mi misma y me entregue a ti.
No me importa si no me vuelves a llamar, no importa si no volvemos a coincidir, lo que importa es que esa noche nos fundimos el uno con el otro y la sensación de tus besos esta grabada en mi piel y mentiría si dijese que no pienso en ti, y he mentido antes cuando dije que no importaba. Pero como me has llamado aun puedo decir que no importa.